Nacidos para una Misión

FUTAB - Baby Jesus Style photo by Terry from Flickr

Editorial por Jorge Agüero

El nacimiento de Jesús y la iglesia Adventista del Séptimo Dia tienen algo en común. El propósito de su nacimiento no fue para dividir la historia en dos períodos—A.C. y D.C., así como el nacimiento de la iglesia no fue para dividir a los guardadores del sábado y del domingo. El punto en común es que el nacimiento de Jesús fue profetizado por los profetas del Antiguo Testamento y la iglesia Adventista nace de un movimiento profético.

A Jesús le fue dado el nombre Emmanuel (Isa. 7:14), que significa “Dios con nosotros” (Mt. 1:23), porque antes de nacer estaba predestinado para una misión. Dios descendió del cielo a un pesebre en Belén para cumplir una misión a favor de la humanidad. Mateo 1:21 declara: “Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”. Mateo claramente define que la misión de Jesús es salvar. De hecho, en Lucas 19:10, Jesús explícitamente dice que su misión es “salvar lo que se había perdido”.

Llevamos el nombre de Adventista porque identifica nuestra misión. Este año celebramos 155 años que la iglesia adventista fue organizada. Nuestra misión es compartir las nuevas del segundo advenimiento de Jesús. Como iglesia no podemos olvidar la razón del por qué venimos a la existencia: la de cumplir la misión de Jesús. Elena White declara: “La iglesia es el medio señalado por Dios para la salvación de los hombres. Fue organizada para servir, y su misión es la de anunciar el Evangelio al mundo” (Hechos de los Apóstoles, p. 9).

Jesús nació con una misión; nuestra iglesia nació para una misión. Que nada ni nadie nos distraiga de esta misión divina.